Al enfocarnos cada dia mas a este "modus vivendi", mas nos alejamos de las relaciones interpersonales, bajo el supuesto de que toda esta tecnología nos "une" pero en realidad detrás del telón, existe una sobre carga de actividades para alcanzar conseguir todo esto que impide dejar tiempo suficiente o energía para las personas a nuestro alrededor, y como consecuencia a esto vamos perdiendo interés, nos empolvamos y simplemente perdemos esa capacidad de conectarnos a un nivel mas intimo con los demás o con alguien desconocido.
Así es como arranca esta cinta, un joven newyorkino que vive los beneficios de esa "buena vida" solo para verse atrapado en la adicción del sexo, su escaparate ante la imposibilidad de conectarse con los demás, inclusive su propia familia, a quien conocemos a través de su hermana, que busca desesperadamente crear una conexión con su hermano y su vez con cualquiera, por ello al estar juntos y siendo los polos opuestos solo generan asfixiar la relación y alejarse mas cuando en su interior ambos comparten ese amor fraternal que los une.
Brandon, nuestro protagonista, interpretado sin pudor y con profundidad por el actor Michael Fassbender, se mueve en la sociedad actual, cual cazador tras su siguiente presa, como cualquier joven exitoso escondido bajo un halo de misterio que deja ver su incapacidad para permitirse sentir, hasta que es llevado a situaciones extremas que lo hacen explotar y desfogar esos sentimientos reprimidos, por ello el sexo forma parte de su día a día, o mejor dicho hora tras hora, y es que a pesar de perder nuestra capacidad de inter relacionarnos, nuestros instintos siguen latentes y el sexo, como otras adicciones, es un escaparate fácil, ya que en estos días es mas fácil quitarse la ropa que demostrar lo que sentimos por alguien.
La cinta toca estos temas de manera sutil, aunque visualmente no se censura, mas si se edita y evita caer en clichés que la harían parecer cualquier cinta erótica o soft porn, mas al mostrar a los personajes desnudos, la lente se enfoca en su sentir, el placer, la culpa, la satisfacción y el vacío que los invade, con la ciudad de Nueva York como testigo de la coreografía de sus habitantes a través de sus avenidas, bares y callejones y departamentos.
Quien diría que existiría una época donde el sexo fuera tan fácil y abierto y los lazos entre personas fueran cuestión de censura y la gente lo evitaría en pos de su individualidad y alcanzar el éxito, pero acaso todo el éxito vale la pena si se esta solo, en todos sentidos, para disfrutarlo?.
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