
Estamos ante uno de esos raros casos donde la secuela se sostiene por si misma, y su calidad es igual, pero diferente, a la de su predecesora. La historia parte 10 años después de la cinta anterior, ahora estamos ante un mundo post-apocaliptico, donde el virus a aniquilado a la mayor parte de la población, por lo que los pocos humanos sobrevivientes luchan por subsistir ante las carencias inminentes de sus circunstancias. Por el otro lado, el grupo de simios, lidereados por Cesar, el chimpancé criado por humanos, y producto de experimentos en un laboratorio, ahora han formado una comunidad en lo profundo del bosque, reproduciendose y evolucionando de manera mas humana que animal.

Para crear una guerra se necesitan dos lados, así mismo se necesita un conflicto, un motivo para pelear y sacrificarse en pos de ese ideal o la defensa del mismo. Los humanos, hemos vivido con la idea de sentirnos superiores en este mundo, ignorando el balance que debe existir para mantener el control de la naturaleza, por ello, explotamos y abusamos de los recursos como si fuera nuestro derecho y somos capaces de lo que sea con tal de mantener nuestras necesidades, que lejos de ser primarias, hemos creado como básicas, llamese tecnología, y que nos facilitan la vida diaria.
Dentro de nuestra lucha por descubrir nuevas opciones de tecnología y seguir conquistando sectores como la salud e incluso conquistar fronteras fuera del planeta, utilizamos animales como forma de experimento para hacer pruebas, como si sus vidas no tuvieran sentido o estuvieran hechas para servirnos. Nos hemos cegado por esa hambre de poder y avaricia por encontrar un lugar entre la multitud para ser reconocido por algún nuevo descubrimiento, olvidando lo que fuimos capaces con tal de alcanzarlo, ignorando que también existe un lado humano amoroso, consiente, generoso.

Teniendo ambos un motivo para temer del otro y poniendo un escenario donde ambos están luchando por sobrevivir y encontrar una nueva forma de vida, se crea el momentum perfecto para iniciar una guerra que a pesar del desacuerdo de una minoría que aun puede ver la convivencia pacifica y empatizar con el otro, la lucha del mas fuerte siempre ganara y generara aliados que por su debilidad lo seguirán ya sea por miedo o acuerdo en sus motivos.
Si hacemos memoria a nuestras clases de historia, esto podrá sonarnos familiar y lo hemos visto repetidas veces en luchas por territorios, culturas, creencias, amoríos, etc, por lo que aquí estaremos ante una nueva lección de moral y conciencia verde que nos ayudara a replantearnos nuestro lugar como especia en un planeta que no lo ha dado todo y por ello hemos abusado del mismo y por ende en cualquier momento nos cobrara la factura de los daños ocasionados y de paso nos dará una lección de humanismo básico, para recordarnos que por cada ser humano ignorante, déspota, abusivo, existe otro consiente, inteligente y compasivo, por lo que si en efecto tal vez nuestra raza necesite un reajuste para comenzar de cero con el pie derecho.
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