miércoles, 8 de mayo de 2013

La otra cara de EL GRAN GATSBY....

Una de las novelas mas aclamadas en Norte America, El Gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald es trasladada a la gran pantalla por cuarta ocasión en manos del Australiano Baz Luhrman, lo cual sonaba bastante interesante dada la conocida peculiar visión de este director.

Sin embargo, durante el primer acto, nos topamos con una imitación de aquel filme del mismo director, Moulin Rouge, donde se buscaba recalcar la vida bohemia de finales del siglo XIX, solo aquí enfocado en aquella época de los 20's, en la ciudad de Nueva York, donde la economía de Wall Street esta en punta y la búsqueda de status y éxito se respira día a día.

Así, la historia se centra en un joven que se muda a la gran ciudad en busca de ese sueño, involucrandose en la alta sociedad de su recién casada prima y su adinerado esposo y luego caer en el misticismo de su vecino, un tal personaje llamado Gatsby, del cual todos hablan y pocos conocen pero que se ha vuelto famoso por sus espectaculares fiestas.

Así, a través de un excelente soundtrack que da fondo a estas extravagantes fiestas, vamos conociendo  a este par de jóvenes, uno ingenuo y sincero, que trata de ver el bien en todos evitando caer en los excesos de los jóvenes de la época, y el otro que ha vivido y experimentado mas que muchos a su edad, pero que detrás de esa pantalla esconde sus verdaderas intenciones, que no son mas que recuperar el amor de su vida.

Sin embargo, el segundo y tercer acto de la cinta cae en este arco dramático donde en vez de explotar la escena de pasiones, clases, poder y status mostrados previamente se enfoca en la obsesión del joven Gatsby y su revelación y lucha por ese amor.

Desgraciadamente también se siente vacío ese romance, al no haber tal y en vez, solo se es testigo de una lucha por recuperar lo perdido y volver el tiempo atrás, lo cual impide conectarnos con los personajes y sus verdaderos sentimientos, aunado a una protagonista que pareciera quererse autosabotear y opacarse tras personajes secundarios alejandose de la fuerza del personaje de la novela, siendo nuestros protagonista, el Gran Gatsby, el gran único personaje con varias dimensiones, y que se agradece contar con un rival de amores como el esposo de Daisy, a una altura como actor y personaje que dotan de colores ese romance.

Se entiende perfecto, el porque la cinta se busca vender a una audiencia actual, al comparar aquellos días de principios de siglo con los actuales, donde independientemente del lugar que se habite, la búsqueda de ese poder social que otorga cierto status y abre puertas, a un precio mas elevado cada día, y que mas que nunca ha hecho que cada persona quiera ser parte y ser reconocida como un alguien, parecido a la fama, sin el estrellato, y como el poder aun corrompe de igual manera sin importar edad ni época.

Mas todo esto, daría para hablar de una critica social mas profunda y en vez de ello, solo obtenemos un estilo visual engalanado de grandes tonos musicales, mezcla de old fashion con modernidad, y que se antoja para entretejer la vida de estos singulares personajes, como consecuencia de sus circunstancias y emprendedores de sus decisiones mas que como marionetas en un circo de dinero y grandeza material (la mejor casa, el auto mas veloz, la ropa mas fina, la fiesta mas exclusiva), pero que definitivamente dota de una nueva perspectiva a aquellos lectores de la novela en busca de un toque mas actual fuera del ya muy trillado 3D.



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