"Captain Phillips" (2013), se antoja y se vende como una cinta de acción/suspenso, donde un grupo de piratas Somalies secuestran un buque de carga en su trayecto por aguas Africanas, en busca de dinero y poniendo en peligro la vida de su tripulación.
Y en efecto, la cinta cumple su cometido, entregando una serie de momentos que nos mantendrán al filo de la butaca, así como excelentes interpretaciones por parte del elenco encabezado por el actor Tom Hanks, y siendo el casting de los piratas somalies quienes entregan la mejor sorpresa, todas en manos del aclamado director Paul Greengrass, quien ya había mostrado sus capacidades del genero en cintas como Vuelo93 (2005) y The Bourne Ultimátum (2007).
Sin embargo, esto no es lo que destaca la cinta dentro del genero, sino el trasfondo que sutilmente plantea y que hace de esta historia real sentirse como tal y no solo como mero entretenimiento, sino como un ejercicio de mezcla de culturas: por un lado tenemos la cultura Norteamericana, la cual goza de una buena calidad de vida, y en el otro extremo la pobreza Africana, donde difícilmente se tiene los recursos para satisfacer las necesidades básicas.
Ambas comparten esa ideologia de trabajar duro, solo que mientras unos lo hacen para proveer y mantener un status económico, otros lo hacen por sobrevivir. Ambos conocen los beneficios y desventajas del otro pero ninguno las ha vivido y solo gozan de esa percepción que nos llega indirectamente de las circunstancias del resto del mundo. El tercer mundo anhela el sueño del primer mundo mientras este compadece al otro sin hacer nada al respecto.
Cuando estos dos mundos, que cohabitan en el mismo planeta, en distintas latitudes, colisionan, se dará una lucha de poder con diferentes motivos, que al final se convertirá en una lucha de sobrevivencia, en la cual uno no tiene nada que perder mas allá de su ambición y otro lo puede perder todo y es hasta entonces cuando valorara lo que tiene.
Cuando nos sumergimos en el dia a dia perdemos la apreciación de todo aquello que nos rodea, y de lo que realmente importa mas allá del confort, en el cual basamos nuestros objetivos, olvidándonos de la gente que nos rodeo y proveemos con ello y que al final de cuentas seria quien importaría por encima de lo demás. Por ello cuando no tenemos ese confort y todo lo que tenemos son esos seres queridos que podemos llamar familia, amigos, colegas lo que importa es buscar la manera de proveerlos con lo mejor que podamos y por ello somos capaces de actos impensables, desafiando a quien se cruce en nuestro camino por lograrlo.
Es entonces que el individualismo se torna en distintos matices, uno asumido con la idea de hacer lo correcto por los demás y otro asumiendolo para poder lograr el objetivo y subsistir ante las circunstancias extremas que se enfrentan.
Cuando nuestra vida pende de otra persona, toda perspectiva cambia y todo poder económico, social, intelectual, se reduce a una batalla de espacio y de instintos básicos de supervivencia, donde cada movimiento se vuelve en una pieza de ajedrez con la mera intención de lograr salir de dicha circunstancia sano y salvo y adicionalmente en su contraparte cumpliendo su objetivo que es todo lo que esta en juego aveces por encima de la vida misma.
Así, tras presenciar este choque de culturas, nos queda mas la imagen de un documental que de una cinta de ficción y el tan solo reflexionar por cinco minutos que nuestras circunstancias no son tan malas o pudieran ser peores, apreciando lo que se tiene y sobre todo, que en otras latitudes, tal vez no tan lejanas, hay personas como uno, padeciendo u deseando poder gozar un poco de lo que aveces no apreciamos suena como una buena inversión de dos horas en manos de este Capitan que definitivamente navego por aguas que pocos han conocido, desde el descubrimiento de otra tierra ahora llamada America, ironías de la vida.
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