
Así, en el ahora tan explotado genero de documental, donde la historia funge en manos de el o lo protagonistas y su cámara en mano, tenemos una comedia romántica que aunque nos presenta todos los clichés del genero, aprovecha su estilo para profundizar en sus protagonistas y brindar una visión mas clara de las relaciones en grandes ciudades estos días, donde la lujuria se puede convertir en amor y las nuevas variantes de este, lo que determina una serie de tonalidades entre el negro y blanco que muchos desconocen pero en las cuales navegamos día a día.

Tras una noche consigo mismo y varias botellas de vino, se toma el valor, o el que el alcohol aporta en estos casos, para contactar a su objeto del deseo en su pagina web, con la falsa propuesta de hacer un documental acerca de la su vida y la escena gay en Nueva York. Cuando la respuesta es afirmativa y tiene la oportunidad de conocer al joven bailarín y poner la farsee en marcha para crear el susodicho documental es que las cosas saldrán a la superficie y las verdaderas intenciones y personalidades se expondrán a la luz y solo se vera lo que la mayoría escondemos debajo de esa imagen que nos creamos o se nos ha creado.

El mismo reconoce usar una gorra cuando baila para evitar el contacto visual con los clientes que lo admiran, pero a su vez sus movimientos los incitan a admirarlo y atraerlos como peces a su presa. Pero el no busca sexo o placer instantáneo, mas su visión del sexo y placer es muy abierta acorde a sus propias necesidades fisiológicas, pero cuando logra encontrar una conexión en alguien que finalmente lo ve y trata por lo persona que es y no por lo que hace de su vida, al ser esta una decisión mas monetaria que personal, es que logra sacar a flote ese lado tierno y suave que nuevamente atrae y se paga como una trampa para los incautos.
Esa es la lección que Doc enfrenta al verse atrapado en esta seudo relación con alguien con quien mantiene un mero objetivo que se ha transformado en algo mas personal y sentimental pero que no tiene nombre ni estatus ni esta establecido, lo cual romperá con los ideales que se tenían sobre el amor y lo que una relación y sexo significaban.
Cuantas veces creemos estar enamorados de alguien tan solo por lo que vemos en la superficie: ya sea el físico o la imagen que se nos quiere vender? pero en realidad cuantas veces realmente tenemos la oportunidad de conocer a alguien al punto de entender porque es quien es ahora, su trayectoria, su visión de la vida y que esto a su vez abrirá esos sentimientos de empatizar y atracción. La idea del sexo con la persona correcta es una fase del romance y la fantasía de este pero hasta donde podemos manejar nuestro impulso sexual para volverlo un placer que nos brinde experiencia y satisfacción al mismo tiempo sin caer e un exceso que se vuelva adictivo y superfluo?
Cuando amamos a alguien, somos capaces de dejarlos ir y aceptar cuando no es correcto seguir juntos, por los y nos queremos por igual. Cuando idealizamos, creamos fantasías que nos impiden ver mas allá de las mismas y nos volvemos posesivos e incapaces de aceptar los cambios que sufrimos todos con el tiempo y las circunstancias y nos convierte en egoístas con una relación mas por necesidad que por las razones correctas.
Cuando un beso se traduce en un lenguaje que nos implica mas que mil palabras y el mundo a nuestro alrededor puede girar sin importar mas que esa conexión con tal persona, es que podemos entender mas allá de nuestras propias emociones y podemos hablar de un amor mas puro, mas llegar a este punto es un proceso que lleva tiempo y asusta a la mayoría al exponerse y sentirse vulnerables con el riesgo de ser lastimados por que definitivamente con el placer vendrá dolor, pero el precio se vale pagarlo, pues a final de cuentas no importa el dinero, la raza, religión, cultura, cuando se alguien se cruza en tu camino y es la persona correcta para ti, abrirá posibilidades que ambos desconocían y la simple experiencia vale la pena sin importar el desenlace que podrá tener.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario